ECOLOGIA Y ALIMENTACIÓN |
La Etica y la Ecología en la alimentación | |
Por Cristina Baptista | |
Comer
animales es para un número creciente de personas del mundo occidental
un comportamiento anti-ético y anti-ecológico. Rechazan ser cómplices
del sufrimiento provocado a los animales y de la destrucción del planeta
a causa de la producción pecuaria. Las motivaciones subyacentes a la
adopción de un régimen vegetariano se basan en la defensa de los
derechos de los animales y del medio ambiente; aunque lo importante es
percibir lo que verdaderamente significa la afirmación de que el Hombre
es superior a los animales.
Al
contrario de lo que inicialmente se pudiera pensar, no es debido al
elevado índice de hormonas y antibióticos en la carne de consumo, ni a
la dolencia de las vacas locas o a la gripe del pollo, que millones de
personas en el mundo occidental están adoptando un régimen vegetariano.
Son principalmente cuestiones de ética, relacionadas con los derechos de
los animales, y con el equilibrio ecológico, que las convencen a
excluir de su alimentación los productos de origen animal. En
Inglaterra, donde el movimiento vegetariano está organizado desde
mediados del siglo XIX, los vegetarianos sobrepasan los 4 millones,
estimándose un crecimiento de cinco mil semanales.
Ser
vegetariano ya no es exclusivo de una élite intelectual de prominentes
figuras en las artes o las ciencias, que adoptaban un régimen
alimenticio exento de carne por razones prioritariamente filosóficas o
espirituales. A lo largo del siglo XX, con la creciente toma de
conciencia de la gravedad de los problemas ecológicos y de los métodos
usados en la producción agropecuaria, la opción por un régimen
alimenticio vegetariano es cada vez más una toma de posición contra el
modelo de desarrollo que define los contornos de esta civilización.
La ética de la rentabilidad
Es
difícil permanecer indiferentes ante la descripción y las imágenes que
ilustran la producción pecuaria en régimen intensivo. Probablemente la
mayoría desconoce que la ternera que se le sirve en el plato fue
obligada a permanecer inmóvil y con la cabeza encajada en el pesebre, a
costa de descargas eléctricas provenientes de dispositivos
estratégicamente colocados, para que así engorde rápidamente. No
obstante su tortura no se agota con la fase de engorde. Durante el
transporte son mantenidos aislados en espacios ínfimos, donde no se
consiguen mover y son alimentadas con una dieta liquida, sin hierro ni
fibras, para que su carne se mantenga clara. Generalmente pasan mucha
hambre y sed antes de llegar al matadero –un local desaconsejado a
personas minimamente sensibles…-
¿Y
que decir de las condiciones infernales de los aviarios? La densidad de
animales es tan grande que el nivel de stress de las aves requiere la
amputación de sus picos (sin anestesia, por no ser rentable), para que
no se maten unas a otras. Las gallinas son mantenidas en jaulas donde no
tienen siquiera espacio para poder desplegar las alas y sus patas
quedan deformadas debido al suelo de alambre. En tales condiciones la
mayoría tiene graves problemas de salud, lo que lleva al uso masivo de
antibióticos.
Como
el funcionamiento de los ovarios de las gallinas es regulado por la
alimentación y por las condiciones de luz, las aves son sometidas a
condiciones artificiales para que produzcan más huevos. Dos veces al día
es mantenida una luz muy fuerte, alternada con periodos de oscuridad, a
los efectos de confundir el ciclo biológico poniendo así dos huevos al
día. Lo exiguo del espacio tiene el fin de mantenerlas siempre dirigidas
hacia una cinta rodante donde circula su ración, ingeniosamente
trepidante para que ellas coman continuamente. En esa ración están
incluidos los cadáveres de la mitad de individuos que eclosionan y que
son del sexo masculino, los cuales no ponen huevos y por eso solo sirven
para alimentar a sus hermanas, forzadas al canibalismo.
Este
sistema se repite en la producción de otras especies, como los
lechones, en que la torpe madre cerda es obligada a permanecer inmóvil y
acostada durante todo el periodo de alimentación de los mismos. Come y
vive de lado, aunque por lo menos no se corre el riesgo de que aplaste a
alguna cría con su corpulento cuerpo… Esta tiene el derecho a alimentar
a sus hijos, al contrario de muchas vacas, que no gozan de ese
privilegio. La mayoría de las terneras acaba en una carnicería, y la
administración de hormonas y de concentrados proteicos hacen de las
madres inmensos odres con patas, que mal se pueden mover.- En cada
embarazo la vaca lechera es llevada a producir hasta 10 veces la
cantidad de leche necesaria para alimentar a su cría-
Cualquiera
que sea la especie criada en régimen intensivo, encontramos el mismo
sistema: animales imposibilitados para moverse en toda su vida,
sometidos a condiciones de luminosidad y de aireamiento artificial, y
alimentados de forma absurda –por el alto contenido de antibióticos de
hormonas esteroides, y por incorporar harina de carne y de pescado a
pesar de ser animales herbívoros-. El sistema sigue con un transporte
muchas veces realizado en crueles condiciones, terminando en un matadero
donde los animales agonizan en estrés y sufrimiento, pues pronto se
aperciben de su destino.
Por la vida en la Tierra
Las
razones ecológicas que llevan a la adopción del vegetarianismo no son
tan conmovedoras frente a las relacionadas con los derechos de los
animales; aunque sus resultados potencian un sufrimiento mas afligente a
nivel global. La producción pecuaria contribuye en varios frentes a
alterar el equilibrio ecológico planetario. Las consecuencias de la
ruptura de ese equilibrio no se presentan favorables a la especie
humana.
El
frente con efectos ambientales más globales se centra en la devastación
de los bosques para crear prados y espacios destinados a la
alimentación del ganado. Esta alteración en el uso del suelo contribuye a
un aumento del efecto invernadero en la atmósfera terrestre, lo cual
tendrá consecuencias imprevisibles en extensión e intensidad. Podrá
provocar hambruna en gran escala, debido a significativas pérdidas en
las producciones agrícolas, generadas por la inestabilidad climática y
por la diseminación de plagas y enfermedades.
La
producción alimenticia futura también está comprometida. Dos tercios
del actual área agrícola mundial es usada para producir pastos o
alimentación para el ganado, y las técnicas agrícolas usadas están
provocando una acelerada degradación del suelo, que pierde su capacidad
productiva. El agua es usada en cantidades excesivas para el riego,
suponiendo un riesgo para la disponibilidad futura de agua potable.
Finalmente, la destrucción de ecosistemas para la creación de áreas
agrícolas reduce drásticamente la diversidad biológica, que es esencial
para el equilibrio global.
En
el centro de estos problemas está el hecho de que apenas el 10% de la
energía consumida por un herbívoro es almacenada en su carne. De ese
modo, cuando la alimentación humana se basa en productos de origen
animal, se hace necesario cultivar una mayor extensión de tierra de lo
que sería necesario si la alimentación fuese vegetariana. Dando una idea
comparativa, para producir 1 kilo de carne de vaca son requeridos 16
Kg. de soja y cereales. También el generalizado agotamiento de stock de
peces está asociado al consumo de carne, pues gran parte de las capturas
pesqueras se destinan a la producción de comida para animales y
fertilizantes.
La superioridad humana
Todo
ello se torna en una seria amenaza para el ambiente, debido al aumento
en el consumo de carne después de la II Guerra Mundial, asociado a una
imagen de abundancia. Esta tendencia fue reforzada por mitos infundados,
que hacen creer que solo a través de la carne el hombre puede obtener
proteínas y el hierro que necesita. El resultado es que hoy la población
de los países más desarrollados tiene una alimentación demasiado rica
en productos de origen animal, poniendo en riesgo su propia salud.
Sin
entrar a valorar la falta de racionalidad de este comportamiento
alimenticio, diversas corrientes filosófico- religiosas defienden que el
vegetarianismo es una condición necesaria para que el ser humano pueda
desenvolver una conciencia superior. Argumentan que el consumo de carne
degrada y sintoniza el cuerpo humano con las pasiones de naturaleza
inferior, porque al ingerir carne se integra también el componente
emocional y etérico del animal. Consideran que la superioridad del Ser
Humano le confiere una mayor responsabilidad sobre los otros seres,
debiendo trabajar constructivamente en el equilibrio y armonía entre las
diferentes formas de vida. Esa es una de las razones por las que no
debe generar violencia para alimentarse.
Estos
argumentos dejan algunas pistas de reflexión. ¿Será que el Ser Humano
es superior porque tiene una mayor capacidad de violentar y destruir la
naturaleza? ¿O la verdadera superioridad será una conquista sobre los
insititos más primarios, característicos de los animales señalados como
inferiores?
Cristina Baptista
Licencia en Ingeniería Medioambiental Editora de los Cuadernos de Educación Ambiental, del Instituto de Promoción Ambiental, |
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